Lo que distingue a la Medicina Familiar de las otras especialidades y hace diferente su práctica son los fundamentos y principios que la respaldan. La Medicina Familiar surgió como respuesta a una necesidad social. Nacida de la vieja práctica general de la primera mitad de este siglo XX, de la experiencia recogida durante largos años por médicos, pacientes y comunidades, el movimiento de médicos generales debió agremiarse en un mundo médico poblado cada vez más por especialistas y sub-especialistas.

Su aparición expresa una tendencia de la sociedad, la necesidad de más contacto humano como reacción al mundo tecnológico que la envuelve.

Después de la segunda guerra mundial los sistemas de atención a la salud, comenzaron en el Reino Unido con la creación del Servicio Nacional de Salud y el derecho para todo ciudadano de acceder a ese servicio. En los Estados Unidos se desarrollaron con gran fuerza los grandes centros médicos basados en la concentración de especialistas y sub-especialistas, dotados de una tecnología cada vez más compleja. En los países subdesarrollados la influencia vira del modelo europeo al americano lo que hace que aún en los países más pobres los sistemas de servicios de salud se organicen en base a hospitales, especialistas y tecnología.

Sin embargo, la experiencia va dejando cada vez más claro que más médicos especialistas y más hospitales no significan más salud de la población y que más aparatos complejos y tecnología no es igual a calidad.

A finales del siglo XX, enfrentamos a un profundo cambio en la estructura y funcionamiento de los servicios de salud que consistió en poner el acento en la organización de servicios de atención primaria de alta calidad en los cuales juega un papel importante, el Médico Familiar que es la transformación que nos llevará de la mano a la atención de la salud del siglo XXI.

En la década de los 60 la Medicina Familiar surgió como un esfuerzo por ofrecer una atención médica humanizada e integral. Y en los 90 la crisis mundial de los sistemas de servicios de salud obliga a pensar en la calidad relacionada al costo efectividad y eficiencia de los servicios médicos.

En Noviembre de 1994 se realizó en London, Ontario, Canadá, un Foro Internacional, convocado por la Organización Mundial de la Salud – OMS – y la Organización Mundial de Médicos de Familia – WONCA – cuyo título: Hacer que la práctica médica y la educación médica sean más adecuadas a las necesidades de la gente: la contribución del médico de familia, expresa con claridad los propósitos del mismo.

Inspirados por la reunión de Ontario, se realizó en Septiembre de 1996 la Conferencia Regional de Expertos y Líderes de Salud de las Américas sobre el tema: Medicina Familiar en la Reforma de los Servicios de Salud.

Al igual que los centros educativos, los Centros de Medicina Familiar cumplen un rol importante dentro del equipamiento del entorno de una población o comunidad.

Por lo general, contar con uno de éstos centros representará un valor agregado a la ubicación de la vivienda, máxime si el hogar tiene a niños, adolescentes, adultos y adultos mayores entre sus integrantes.

La Medicina Familiar es la disciplina médica que se encarga de mantener la salud en todos los aspectos, analizando y estudiando el cuerpo humano en forma global.

El Médico Familiar realiza un tipo de ejercicio profesional de la medicina con una mística y filosofía clara y delimitado por un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes. Su ámbito natural de actuación es la atención primaria a la salud.

Perfil del Médico Familiar.– Es el médico del Primer Contacto, con excelencia clínica y destreza para procedimientos manuales o de consultorio, experto en la consulta externa, con atención continua, domiciliaria, comunitaria, hospitalaria y de urgencias, además de los grupos poblacionales con y sin factores de riesgo, con un amplio campo de acción, sin distinción de edades, sexos, sistemas orgánicos y enfermedades, capaz de ir del individuo, a la familia y la comunidad, integrador de las ciencias biológicas, conductuales y sociales (Medicina Integral), y aspectos educativos, preventivos, curativos y de rehabilitación (Medicina Integrada), intercesor y abogado del paciente (Gerente de los recursos de salud), con amplio liderazgo, conocedor de la realidad nacional, del impacto de sus acciones y de sus limitaciones, interesado en comprender el contexto de los problemas y en buscar soluciones contundentes (Medicina Costo–Efectiva), capaz de resolver el 95% de los problemas, desde signos y síntomas aislados e iniciales, hasta los complejos y tardíos derivadas de múltiples padecimientos, experto en la relación médico-paciente-familia-comunidad, comprometido con la persona, comprende sus dolencias, emociones, esperanzas (Medicina Humanística), con un alto nivel de profesionalismo, técnico, investigador, educador, académico y permanentemente actualizado ( Ética Médica ).

Tipo de referencias. – Quienes consultan al Médico Familiar en general tienen síntomas indiferenciados hasta en un 60% de los casos. La razón por la cual se ve este tipo de pacientes, radica en el hecho qué, al ser el primer contacto, los problemas se ven en estadios incipientes de la enfermedad. con signos y síntomas totalmente diferentes a los que otros especialistas ven en etapas más avanzadas. Generalmente realiza interconsultas en las cuaes los pacientes son enviados por un problema específico que amerite estudios o tratamientos especiales, pero se mantiene la responsabilidad, coordinación, continuidad y seguimiento, por el médico familiar. El sabrá, cómo, cuándo y a quién inter-consultar.

Sistema de salud. – La mayoría de los países con buenos sistemas de salud tienen un 50% de Médicos Familiares y la otra mitad el resto de las especialidades.